Resumen
Investigar la educación es una práctica de larga data. Si se le considera en términos laxos, puede presumirse que cada etapa histórica ha gestado sus modos de comprender y activar lo educativo. Así decía Rousseau que La República era una obra educativa, una aguda reflexión sobre la importancia de la educación en la construcción de lo humano. Empero, con el advenimiento de la llamada época de la ciencia (Gadamer), se fue formalizando el estudio de la praxis educativa, bajo los parámetros de la epistemología y en el marco de las instituciones y al amparo de los discursos de las disciplinas científicas. Son altamente significativos los pronunciamientos de Durkheim y Dewey, acerca de la necesidad de proyectar una ciencia de la educación, sensibles ante la ausencia de una producción científica del estudio de lo educativo. Esa coyuntura fue decisiva para gestar una concepción de investigación que si bien impulsó importantes avances en la explicación de la educación como fenómeno, también implicó una mirada con reduccionismos y encapsulamientos de la imaginación, al dar lugar a una concepción de investigación educativa entre cientista y pragmática, rígida y utilitarista. Como nada de esto ha ocurrido al margen de las coyunturas histórico-sociales, las transformaciones económicas y políticas han empujado una práctica de la investigación cada vez más instrumental y productivista, controlada por mecanismos diversos, que imponen sentido y borran la construcción del mismo, y hacen a un lado otras posibilidades de la investigación educativa como una praxis que construye conocimientos, realidades y sentidos. Lo que se expondrá apunta hacia las posibilidades de ampliar la concepción de la práctica de la investigación educativa, como un basamento para la producción de posicionamientos teórico-conceptuales para la comprensión-explicación de la educación en todas sus facetas, específicamente en aquellas referidas a la construcción de la idea de humanidad. Ello supone la necesidad de repensar la idea misma de investigar, ampliar la mirada sobre las cuestiones epistémicas y metodológicas y sopesar sus condiciones de posibilidad en el escenario actual y los venideros.
Licenciado en Pedagogía, UNAM. Maestría en Enseñanza Superior, UNAM Doctor en Pedagogía, UNAM. Investigador del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México. Académico definitivo de la Licenciatura en Pedagogía de la FES-Aragón, UNAM Académico participante de los Diplomados: Educando en equidad: sexualidad y género; y, Orientación Educativa con enfoque en investigación e Intervención. Ha sido asesor pedagógico de diversos posgrados e impartido seminarios de Doctorado en UABJO, UACh, IPECH, UACM, ENSG, entre otras. Ha sido conferencista nacional e internacional, además de participar en comisiones académicas diversas: Diseño de Plan de Estudios del Doctorado en Ciencias de la Educación, de la Maestría en Investigación de la Educación, además de la evaluación del Programa de Maestría en Ciencias de la Educación del ISCEEM, entre otros; además de ser responsable de cursos, conferencias y talleres en diversos espacios académicos. Ha publicado entre otros: El nuevo amor pedagógico, Más amor pedagógico; Orientación Educativa. Discurso y sentido; Formación y Pedagogía, la docencia y el presente; y, Formación y teoría pedagógica; Nuevas aportaciones al discurso y el sentido de la Orientación Educativa; Despidiéndonos de la Orientación Educativa, Sociedad del conocimiento e información y Metapedagogía. La pedagogía entre laberintos y columpios. Proyecto educativo; bajo la editorial Lucerna DIOGENIS –que coordina y cuenta con más de 30 títulos sobre temas de pedagogía; y, ha coordinado: Educación. Temas contemporáneos; y, Competencias en educación. Reflexiones y propuestas; además de los poemarios Arbotantes y pesadillas, Bullying, Rock&poemario, La aborrecida escuela y Columpios.